Maleza de dentro

 

Bendito olvido cuando ayuda a quitar la mala hierba, pero bendita la memoria que nos crea de nuevo (nos recrea) cuando tenemos que narrar nuestra historia. Mirar la casa desolada sabiendo que era la nuestra y que el cobijo se ha hecho intemperie. Habitación ahora de arañas, la rama de zarza, una hoja de periódico viejo que no contiene una buena noticia: tal vez un breve sobre un avistamiento, una tempestad en mar privado y una numeración equivocada.

Los escalones, rampa de barro, y en el acceso difícil se resume la vida de alguien a quien, tal vez, conocemos de cerca. De cuanto hemos contado hemos hecho acopio, o eso creemos, y no avisa la espina cuando raja.

Qué extraño que el muro de carga fuera solo panderete y el vencimiento más próximo de lo que suponíamos.  El horror vacui exige que limpiemos también la casa del alma, cada quien con su manera. Vale la poesía para eso, antes de que la hierba mala lo invada todo.

 

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